La Habana. Año X.
25 de FEBRERO

Aire frío para celebrar un centenario
Aimelys Díaz • La Habana
Fotos: Maribel Amador

Comienza el año y junto con ello el homenaje a uno de los dramaturgos imprescindibles de nuestra escena teatral. A Virgilio Piñera, los teatristas dedicamos este 2012 pues exactamente, el 4 de agosto, se cumplirán cien años de su nacimiento. En la espera del centenario Argos Teatro, uno de los grupos más atractivos dentro del panorama teatral, ha estrenado Aire frío. Bajo la guía sabia de Carlos Celdrán, el montaje de la pieza escrita entre 1958 y 1959 se alza en la sala de Ayestarán y 20 de Mayo. A poco tiempo de haber celebrado sus 15 años, Celdrán y su grupo presentan este texto que, a la luz de los tiempos actuales, mantiene su carácter transgresor y conflictual con nuestra sociedad.

Aire frío, 2012

La pieza Aire frío conmueve por su nivel de poesía, amparada por la escena realista que Piñera nos muestra para contarnos su historia, la de su familia y con ello, plantear la decadencia de la clase pequeñoburguesa en el período de 1940 a 1958, 18 años lacerados por sucesivos cambios en el devenir de Cuba. La familia de los Romaguera, como estructura dependiente de la sociedad, es víctima de los cambios tras la aparente calma cotidiana. En ello radica la poesía, en el cansancio oculto bajo los anhelos de Luz Marina por tener un ventilador o el sufrimiento callado de Ana.

Mediante la escenificación de esta obra, Celdrán y su grupo traen al presente los conflictos de una familia que, a pesar del tiempo, perduran dentro de las problemáticas de nuestra sociedad. Luego de que hace 50 años, Piñera ubicara al ser humano como el vórtice de la escena para indagar sobre la rutina sombría de una familia cubana, Carlos Celdrán ha encontrado una mirada de estos tiempos para refractar en el espectador los conflictos de unos personajes cercanos a la escena celdraniana, por hallarse inmersos en la zozobra de la espera.

En ese sentido, puede observarse una similitud entre los conflictos del chamaco Kárel Darín o de Máshenka, la Dura y Javi, el Ruso con los de Luz Marina y Oscar. Aire Frío, referente para generaciones jóvenes de dramaturgos, ha encontrado un asidero en Abel González Melo, autor de Chamaco y Talco, dos piezas llevadas a escena por Argos Teatro. Ambas obras, el inicio y el fin de un ciclo en el cual, la acción escénica se ha condensado más alrededor de los personajes que no tienen escapatoria.


Aire frío, 2012

Ahora, con la pieza piñeriana se enmarca el estilo propio erigido por Celdrán en estos años de trabajo. La búsqueda de un teatro donde se huela, se escuche y sienta a través de la creación de atmósferas cercanas a la realidad, se manifiesta como uno de los propósitos fundamentales del trabajo de Celdrán y su grupo. Sin embargo, tales ideas han encontrado su cauce después de años de pensamiento y práctica escénica de Carlos Celdrán.

El autor de La escena transparente realizó sus primeros estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA) donde profesores como Graziella Pogolotti, Helmo Hernández y Raquel Carrió lo armaron de un arsenal de conocimientos, solidificados aún más en sus vivencias prácticas en el segundo montaje que hiciera Vicente Revuelta con estudiantes del ISA en el año 1985 de la obra brechtiana Galileo Galilei. Junto con tales fuentes, se halla su trabajo como asistente de dirección en Teatro Buendía bajo la dirección de Flora Lauten.

La experiencia acumulada dentro de este grupo y la necesidad de hallar una voz propia, lo condujeron a fundar en el año 1996 su propio equipo. Junto a los actores Esther Cardoso, Zulema Clares, Osvaldo Rondón y el diseñador de luces Manolo Garriga, Celdrán comienza un montaje basado en un entrenamiento actoral en el cual las acciones son dadas a partir de una biografía y desde dichas acciones surgen los personajes. Con la sala de la casa de Cardoso como local de ensayo, nace la Tríada, primera pieza de Argos Teatro.

Luego de ese momento la escena de Argos Teatro comenzó a tomar un estilo propio, alejado de los presupuestos aprendidos en Teatro Buendía. Puestas tales como, Baal (1998), El alma buena de Se-Chuán (1999) y La vida es sueño (2000), evidenciaron un enfoque de la atención en el trabajo del actor como relator de una historia que más allá del espacio ficcional, comienza a dialogar con el real.


El alma buena de Se-Chuán, 1999

Desde el montaje de El alma buena de Se-Chuán, el Noveno Piso se convierte en el lugar para sus obras, un cambio que acentuó la indagación en torno a la organización espacial e influyó en el trabajo actoral el cual basó parte de sus búsquedas en las experiencias de Celdrán en el Actors Studio. Ideas como la de Lee Strasberg de la relación dinámica entre la preparación del actor y el conocimiento de la acción de la obra y de otras de maestros como Utah Hagen, favorecieron la exploración alrededor de una escena más real en las obras representadas.

Lo mencionado comienza a observarse en La señorita Julia (2002), Roberto Zucco (2003), Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini (2004) y Stockman, un enemigo del pueblo (2006). Dicho proceso sentará más sus bases a partir del montaje de Chamaco en 2006.

Al cumplir diez años, Argos Teatro inicia una etapa de renovación, en la cual, influido por el traslado del Noveno Piso a la actual sede de Ayestarán y 20 de Mayo, el espacio se redimensiona y las luces adquieren una primacía en la formación de las atmósferas escénicas. Tal evolución de este trabajo en busca de esa parte de nuestra realidad documentada en la escena celdraniana, podrá observarse en las puestas sucesivas a Chamaco. Tras la primera obra de autoría cubana montada por Celdrán, la escena fue habitada por los personajes de Fango (2008), Abalón, one nite in Bankog (2008), Final de partida (2009), Reino dividido (2009) y Talco (2010). Una obra también de Melo marca la condensación de una búsqueda en torno a la relación establecida entre el actor, el espacio escénico y el espectador, que la reconoce y con su lectura la dota de su verdadero sentido, un hecho fundamental en lo que Celdrán llama la “esencia de lo teatral”.


Reino Dividido, 2010

Tras la puesta en escena de Talco, pudimos ver en la cartelera de Argos Teatro la pieza Derrotas, el primer trabajo de dirección de la joven actriz Edith Obregón. Luego de este montaje, invadido por la sencillez y la frialdad de algunas historias de la escena celdraniana, Carlos Celdrán vuelve con su grupo para presentarnos un nuevo Aire frío en la escena cubana.

Argos Teatro se apropió de esta obra piñeriana para unirla al lirismo de su escena real y crear una puesta en escena en la cual el estilo de Piñera y el de Celdrán surgen como dos lenguajes armónicamente integrados. Elementos del texto escrito como la esencia real sumergida bajo el realismo o la fragmentación de las escenas para denotar el paso del tiempo, han sido parte de la creación de Celdrán, quien lo toma para el montaje apoyado por el diseño de luces de Manolo Garriga.

La luz, convertida en parte necesaria de los montajes de Celdrán, se torna más limpia y clara en esa búsqueda constante de concebir atmósferas reales en la escena. Los rayos del sol que llegan por la ventana a la casa de los Romaguera o una fuerte luz blanca que por momentos irrumpe en el escenario, como deseando descubrir qué hay más allá del rostro de los personajes o los actores, evidencia la sincronía de la tríada Garriga-Ortiz-Cuenca. Mediante un diseño escénico con pocos elementos que trazan la escena del interior de una casa raída por el tiempo y un vestuario austero, el montaje centra su mirada en el trabajo actoral y el diseño de luces para crear esa escena real ansiada por Piñera y Celdrán.


Aire frío, 2012

El texto de Aire frío surge en la escena de Argos Teatro como un encuentro entre las búsquedas del grupo y el camino recorrido por cada actor y los propios espectadores asiduos a la sala del grupo. Tal indagación, dirigida a documentar en la escena conflictos e incertidumbres de nuestra cotidianidad, llega a la escena de Aire frío a través de las peripecias sufridas por una familia común. La esencia real, sumergida en la escena celdraniana se muestra en el trabajo de caracterización de los actores alejado de cualquier estereotipo. Una caracterización, como el propio Celdrán alega en las notas al programa: “…donde los actores pudieran acercar los personajes a nuevas resonancias.”1

Producir tales resonancias en cada espectador fue el camino trazado por Celdrán para las acciones escénicas vinculadas a la experiencia individual de los actores, marcados por la condición de ciudadanos que interactúan con otros y con la propia sociedad. Como parte del estilo de Celdrán, tal biografía actoral fundamentalmente formada a partir de la experiencia diaria, constituyó base para el camino andado por los actores en la asunción de sus personajes.

En esa dirección actoral realizada con maestría por Carlos Celdrán, debe mencionarse el talento mostrado por Yuliet Cruz en su interpretación de Luz Marina. Sin duda, una caracterización que nos muestra las vicisitudes de una mujer de nuestros días en medio de una familia a punto de desmoronarse. El constante accionar de la actriz sobre la escena, unido a las confrontaciones con su propia existencia y su entorno, van conduciendo al personaje hacia el borde de un abismo donde no hay salida posible.

La pena ahoga a la familia Romaguera, una pena difícil de llevar por la desestructuración familiar, la caída del poder envejecido del padre “ciego” ante lo que sucede, el agobio surge y tras la contención de la realidad se produce el estallido emocional de cada personaje. La línea divisoria entre los personajes y Yuliet Cruz, Pancho García, Verónica Díaz, José Luis Hidalgo, Alexander Díaz, Waldo Franco y Michaelis Cué.

Con los semblantes de los actores sumergidos en la incertidumbre del porvenir, la lupa de Argos Teatro y Carlos Celdrán se amplía y nos invade mediante una acción dinámica. Al decir de Celdrán construir una escena de “la civilidad” ante estos tiempos a través de un lente que junto al centenario de Piñera, permite enfocarnos hacia la esencia de la historia teatral pero también de la nuestra.


Nota:

1- Celdrán, Carlos. Nota al Programa de Aire frío, pág.1.

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